Ha pasado casi un año desde el último mensaje… uno que quedó en el aire, entre tantos sin importancia porque nada era de vida o muerte. Excepto vos.

Escucharte a vos, eso era mi vida; sentir que aquel hilo que tejí para los dos no se había roto, que aún quedaban historias por tejer para ti, para mi… para los dos; De esas que fabriqué en mi mente con finales alternativos en los que me tomabas de la mano cuando caía el sol, o como cuando en vez de soltarme para siempre te aferrabas a mi. Con tus dedos, con tu mirada, con la fiereza de tu piel canela.

Había pasado casi un año desde el último mensaje hasta que decidí romper el silencio en un error anunciado. Eterno. Un error que nació años atrás. El primer día que te vi, mientras jugabas en una piscina y yo fantaseaba con que me hablaras. No me miraste. No me miraste nunca… ni siquiera cuando me mirabas.

Es en navidad que te recuerdo. (miento) Te recuerdo a diario y mucho más en navidad, o en el día de tu cumple, también en febrero, en el día mundial de la poesía y en semana santa; Te recuerdo en el día de trabajo, en el día mundial de los océanos, en la fundación de Guayaquil y en el primer grito de independencia. Te apareces el día de mi cumpleaños con tu pequeño regalo sorpresa (aún lo conservo) y en el día de las brujas como el mes de una brutal despedida. Paseas por mi mente como un alma en pena en el día de los muertos y regreso al punto de partida. Cuando te pienso más… En navidad.

Porque me invaden las ganas de llamarte. Porque quiero escribirte y saber como estás. Porque me muerdo mil veces la lengua y amarro mis manos para no preguntar más por ti. A veces caigo. Porque en navidad quiero decir la verdad… Decirte que no se si se pueda quererte más de lo que te quise y te quiero…

Te quiero.

Estoy segura que esta carta no va a llegar a ti, pero si lo hace te pido por favor, no pienses que perdí la cordura. Ya bastantes veces me lo digo a mi misma: Es hora de partir… es hora de dejarte ir.

Hoy nos quiero regalar un muérdago. Un último primer beso.

Porque de repente en navidad, he decidido dejarte de amar.