Recuerdo que estaba jugando en la sala a ser cantante. Aún a mi edad sigo jugando un poco cuando estoy sola.
En una de mis piruetas ((porque no eres un cantante de verdad si no bailas)) o al menos eso creía, rompí uno de los adornos de mi mamá. No tenían tanto valor ni eran importados de ningún país extravagante. Pero tampoco éramos millonarios. Romper un adorno, significaba perderlo para siempre y no hallarle reemplazo.
Intenté unir las piezas con goma… pero no quedaba igual; me sentí mala persona. Así que empecé a golpear mi pierna con la palma de la mano, hasta dejarla muy roja; no tenía fuerza suficiente para hacerme daño, pero consideraba que una mala acción debía tener su castigo.
Mi mamá con su amor me hizo comprender que hay cosas que con el pasar del tiempo se van, se pierden, se rompen. Que aunque intentemos arreglarlo, ya quedó fragmentado y hay que dejarlo ir. Talvez lloremos un poco… pero es normal. Estas cosas pasan. Lo que no es normal es hacernos daño, bajo ninguna circunstancia.
Me sentí mucho mejor y aunque tuvimos que tirar el adorno, traté de cuidar mucho más lo que estaba a mi paso para no romperlo de nuevo. Tampoco yo volví a dejarme roja la piel. Lo material va y viene.
-¿Y las personas?…
-También.
Cuando ya no somos niños, podemos ser también el adorno que se quebró. Depende de los ojos que nos miren, depende de las manos que nos toquen.
Hoy soy el adorno, justo luego de haberse quebrado. Con o sin intención, partes de mi estan dispersas en el suelo. Reconozco algunas… otras no tanto. Hay también aquellas que me enfurece tenerlas o haberlas tenido.
Mi mamá tenía razón. Si rompes algo, aunque intentes pegarlo no queda igual. Es por eso que nos separamos de quien nos rompe; es por eso que si rompemos a alguien (de la manera que fuera) esa persona se aleja también. Y si no lo hace, por amor o falta del mismo… nada vuelve a ser igual.
No sirve de nada el remiendo. No nos pegan ni con cemento de contacto; pero no todo está perdido: rompernos es casi necesario para crecer. Para reconocernos; cada una de las piezas representa una parte de nosotros mismos. No nos pegan con gomita, nos reparamos solos. Más fuertes o más frágiles. Eso ya es a decisión.
Yo por ahora, sigo observando mis fragmentos. Descubriéndome. Abrazando lo que me gusta y lo que no.
Tal vez decir que estoy rota hoy por hoy sea un error…tal vez solo estoy en construcción.