Pasa a veces, que tienes todo tu plan de vida armado, el arte final de tus ideas, cada detalle calculado minuciosamente y sí, sé que podrían decir que soy muy joven para hablar de todo un cronograma de aquí a mi vejez, pero qué pueden pedirle a alguien que quiere tener todo previsto, pues vive con miedo a los ruidos fuertes, a los viajes largos, a las personas desconocidas y a que me inviten a comer un banquete de mariscos; Pasa también, más frecuente de lo esperado, que la vida se pasa por las galletas tu plan, se te ríe en la cara, te hace creer que vas por buen camino y de repente, pone una alcantarilla destapada y te vas cuesta abajo… ((Algo así como cuando Alicia en el país de las maravillas se cae))
Bueno, esta caída en realidad no fue tan mala, podría decirles incluso, que fue una caída cuesta arriba. (say what?!)
Tuve la suerte oportuna de realizar un viaje largo, con mucha gente que conocía, pero también lanzándome a todo un país desconocido en cultura, en idioma y tradiciones… Un país que siempre llamó mi atención y que en planes oníricos pasados, pretendí conocer (algo ingenuo, la verdad) pero que jamás creí verdaderamente, que podría llegar a el; Pues heme aquí, he pisado tierras francesas, respirado aire parisino, paseado en barquito por el río Sena, me subí a más de 4 montañas rusas y las repetí porque 5 minutos no fueron suficientes, he cantado junto a un grupo coral maravilloso en teatros y en el bosque, me he reído, tomé cerveza frente a la torre eiffel y me dejé conmover de sus luces, me he enfadado y he llorado para soltar la ira que a veces me acompaña. Por primera vez me sentí real, de carne y hueso.
En dos semanas experimenté al límite todo tipo de emociones, que de una u otra manera, llevaron a replantear mi plan. Todo mi plan estructurado de guardarme el corazón y clausurarlo, de viajar y siempre volver al lugar del que salí, de no arriesgarme a nada que no se vea seguro y se encuentre en tierra firme, de vivir mi fantasía de independencia porque no necesito a nadie que tome de mi mano, y bueno… en realidad no lo necesito… ¡Pero qué bonito es compartirlo! (no, nadie me tomó de la manito mientras veía a la torre eiffel por la noche).
Pero se me ha revuelto el corazón y las expectativas, como si hubiera metido toda mi vida en una licuadora gigante, y esté tan perfectamente mezclada que ya no logro reconocer quién era antes, y quién soy ahora… es tan perfecto, que por primera vez siento que puedo empezar de cero sin agarrarme al pasado y a las personas. Que ser egoísta no siempre es malo… pues a veces, el darnos por completo a los demás, nos encierra en el peor egoísmo de todos. Privarnos de vivir.
He sido egoísta conmigo. Con mis emociones, con mi cuerpo y mis ideas; No se si Francia cambió mi vida, o me la cambié yo sola al permitirme escuchar, por 3 segundos (o tal vez un poco más) la voz que gritaba por dentro.
Mis planes han cambiado. No se si para bien o para mal, pero no soy la misma…
Pero por ahora, solo empezaré deleitándome con los macarons de Pierre Hermé. <3
Salud, chin chin… Por la vida, porque solo es un boceto!
<3
Justo en el corazón