Si me hubieran notificado antes de crecer, lo fulana que se porta la vida a medida que aumentan nuestros centímetros (a lo largo y ancho), seguramente hubiera dado mi 100% para reprobar todos los años en la escuela.

Mi problema más grande era sacar 14 en matemáticas porque… ¿Con qué cara le diría a mi papá, que se desveló enseñándome a dividir, que la amanecida fue por puro hobbie? En serio, era una adrenalina de terror.

Haciendo una retrospectiva de ese pasado «tenebroso»… ¡Qué buenos tiempos! y definitivamente, que emoción tan entrañable la de esas preocupaciones triviales, donde siempre supiste que saldrías airoso, con tu diploma en la mano, y que el rector… ese que te suspendió una semana, y te bajó 3 puntos en conducta, de repente te abraza con la mejor de sus sonrisas y te dice que fue bueno conocerte y lo mucho que aprendió de ti.

Yo necesito un poco más de eso, al menos, durante los siguientes 30 años.

Los últimos  días, no tienen mejor descripción que esta: UNA SEMANA DE MIERDA; Y que se tapen los ojos quienes no soportan las palabras de «grueso calibre»,  pero estoy segura que en sus acciones, se revelan peores cosas que palabras soeces (sin generalizar.)

He tenido una mezcla de obligaciones de adulto intensas, emociones encontradas, horarios cambiados, trabajos a contratiempo, buenas noticias, malas noticias, aprietos, escasez de quincena, pocas horas de sueño (y esto es un asunto grave), y sobretodo un panorama súper amplio de situaciones que comprendo a la perfección y con las que pretenden hacer la de Mandrake el Mago… y aquí no ha pasado nada; De hecho, resulta un poco gracioso como el «el ser humano elemental» se confunde al creer, que automáticamente el «buena gente» es «bien pendejo» y dan por sentado que nunca se darán cuenta de las cosas que ruedan en el aire.

((Inserte dedito malo para todos los que subestiman nuestra inteligencia))

En todo caso todos tenemos días pesados, y gozamos del mismo derecho de mandar al carajo la vida y a quién se lo merezca en el camino. No teman en pararse firmes y dejar claro cuáles son los límites, y qué papel van a desempeñar en el juego. Serás la ficha de alguien más, o serás quien decide donde se mueven las piezas… TU ELIGES!

Y si, la vida es una jodienda… y también es hermosa. Pero mientras tanto… NADIE ME SACA DE LA CAMA!!!

¡Excelente fin de semana!